Tenemos la costumbre de intentar solucionar cualquier herida con “La Gotita”, pero sabes el riesgo que conlleva? Te explico por qué no debes usarla.
Te cuento que todo esto se remonta a finales de los años 40s y principios de los 50s, cuando se descubrió el cianoacrilato y sus propiedades adhesivas. Debido a estas características, en los años 60s, en la guerra de Vietnam, se decide utilizar este producto como adhesivo quirúrgico en las heridas de los soldados, para controlar grandes sangrados.
Después de varios años de estudio se descubrió que, al contacto con los tejidos, el producto empieza a degradarse y libera gases que son muy irritantes para los ojos y las vías respiratorias (nariz y boca). A su vez, sobre los tejidos que están bajo la piel el formaldehído que libera provoca inflamación, necrosis y a largo plazo cicatrices endurecidas (reacciones de cuerpo extraño). Por último, si se utiliza sobre heridas sucias (por ejemplo por deportes, o con superficies sucias) puede empeorar la situación y ayudar a que se desarrolle una infección.
Por ello se prohíbe su uso en medicina, quedando exclusivamente para el uso como adhesivo de objetos.
A finales de los años 80 se comienza a modificar este producto y se obtienen adhesivos que no tienen toxicidad sobre los tejidos, como es por ejemplo: Dermabond. Estos adhesivos se han ido perfeccionando, pero aun así, su uso se ha limitado solamente a la piel en procedimientos de cirugía plástica.
Estos productos, escasean en nuestro país, debido a su alto costo en relación con otras soluciones como es la sutura quirúrgica.
La gotita® no está aprobada para uso medicinal o veterinario, por lo tanto, no recomendamos su uso sobre ninguna parte del cuerpo humano, ni en animales, ni en aparatos dentales.
Por todo ello, yo no recomiendo el uso de este adhesivo. Si tenés acceso a la asistencia médica, no pongas en riesgo ni tu salud ni la de los chicos.